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La tuneladora que pulveriza récords en Ciudad de México realiza el cale final

El 8 de julio de 2017, un selecto grupo de autoridades responsables del proyecto, incluido el presidente de México Enrique Peña Nieto, celebró el cale final de un titánico proyecto de construcción de túneles. La TBM Crossover Robbins de 8,7 m de diámetro es la primera de este tipo de máquinas híbridas que se utiliza en Norteamérica y puso el broche final al Túnel Emisor Poniente (TEP) II. La tuneladora, del tipo denominado XRE —un cruce o crossover (X) entre TBM para roca (R) y EPB (E)— logró sortear zonas de fallas, terrenos variables y bajas coberturas, entre otros obstáculos, para lograr un récord nacional de 57 m en un día, así como avances máximos de 231 m en una semana y 702 m en un mes.

«La XRE presenta la gran ventaja de estar diseñada para trabajar en modo abierto o cerrado (EPB), lo cual le permite excavar túneles tanto en suelo como en roca. Hemos comprobado que su rendimiento ha sido muy eficiente», afirmó el ingeniero Juan Alberto Herrera Moro y Castillo, responsable en el TEPII de la Conagua, la Comisión Nacional del Agua, propietaria del proyecto.

Se empleó el método de montaje in situ OFTA para ensamblar en la misma obra esta singular máquina y su sistema de cinta transportadora Robbins, que fueron diseñados para un consorcio contratista formado por Aldesem, Proacón y Recsa. La TBM XRE Robbins incorporaba componentes tales como una cabeza de corte convertible con herramientas de corte intercambiables, transportador de cinta y de tornillo intercambiables y reductoras de velocidad variable para aumentar el par con el fin de perforar túneles en terrenos difíciles. «Las ventajas del diseño residen en su excepcional potencia de empuje y en lo sencillo que resulta variar el par de la cabeza de corte, lo cual facilita mucho el proceso en el caso de que la máquina se quede atascada en un terreno dificultoso», comentó Alberto Martínez, jefe del departamento de construcción de túneles de Recsa.

La tuneladora XRE entró en servicio en agosto de 2015 para perforar el túnel de aguas residuales de 5,8 km de longitud. La máquina estaba configurada para roca dura y montaba cortadores de disco de 20 pulgadas (51 cm) de diámetro. A principios de 2016, la TBM la primera de varias zonas de contacto, una falla de 30 m de anchura de roca fracturada y en bloques. Si bien la excavación se ralentizó al atravesar la zona de contacto, el ritmo de avance se recobró en la roca andesítica, que presentaba una mayor competencia. Tras llevar a cabo un cale intermedio en marzo de 2016 para desembocar en un pozo de 80 metros de profundidad, seguido de un proceso de inspección y mantenimiento, la TBM siguió adelante.

En otoño de 2016, mientras excavaba en roca andesítica fracturada, la TBM se encontró con una caverna natural que, presumiblemente, se había originado por un desprendimiento de rocas en una zona de transición o por un lago subterráneo que había erosionado el material rocoso. La caverna tenía un tamaño estimado de 90 metros cúbicos e incluía una zona de suelo inestable de 57 metros cúbicos. Se detuvo la tuneladora y se adoptaron medidas inmediatas para estabilizar el terreno situado frente a la máquina con espuma de poliuretano antes de rellenar la caverna con una mezcla de gravilla y lechada.

A finales de octubre de 2016, la tuneladora alcanzó un trecho final de 900 m de longitud en terreno blando, donde se pasó al modo EPB. En este último tramo de túnel con baja cobertura, la distancia desde la parte superior del túnel a los cimientos de las viviendas llegaba a reducirse hasta los 4 m y el terreno presentaba la consistencia de un suelo reconsolidado. Para estabilizar los suelos blandos y minimizar el riesgo de que se produjera un asentamiento bajo la zona residencial, el personal de construcción de túnel perforó desde la superficie e instaló 890 micropilotes a intervalos de 1 m. «Fuimos capaces de lograrlo sin causar daños en las propiedades de los vecinos de las zonas aledañas al trazado del TEPII, ni en la carretera, ni en las infraestructuras urbanas instaladas en dicha zona», explicó el ingeniero Francisco Miguel López, jefe de obra en el TEPII del contratista Aldesa.

Con las excavaciones ya concluidas, se procederá a aplicar en el túnel un segundo revestimiento de hormigón con un espesor de 35 cm antes de que entre en servicio. El túnel de aguas residuales servirá para modernizar la actual infraestructura en zonas del extrarradio situadas al oeste de la Ciudad de México y para evitar las periódicas inundaciones en Valle Dorado. El túnel beneficiará especialmente a las ciudades de Cuautitlán Izcalli, Tlalnepantla y Atizapán de Zaragoza, que en conjunto albergan a 2,1 millones de habitantes.